Abr 30, 2017
Domingo 21 de Mayo
¿Cómo se iluminaban las personas durante la Prehistoria? Durante esta maravillosa jornada podrás fabricar tu propia antorcha. Utilizarás elementos naturales que ya se podían encontrar junto a las cuevas donde se refugiaban en el Paleolítico. Descubre una de las cazas más primitivas: el tiro con palo arrojadizo. Experimenta la luz de un fuego primitivo.
Mar 3, 2014
Conoce algo más sobre el Patrimonio de la Sierra de las Nieves y el Valle del Guadalhorce en nuestra próxima actividad. Está dirigida a personas adultas y familias que deseen venir con sus hijos/as. ¿Te apuntas?
Queremos invitarte a una actividad que nos haga sentir y nos guíe por el Patrimonio de la provincia de Málaga. Esta vez nos adentramos en el paraíso de Cactus y otras Suculentas de
Casarabonela, conociendo su diversidad y asombrosas curiosidades. Hablaremos desde allí del Patrimonio de la Sierra de las Nieves, tanto el ambiental como el arqueológico, dando paso a una puerta a las sensaciones y a la experimentación propia de la vida prehistórica mediante un taller y demostración de talla lítica, caza y fuego. Posteriormente, y después de un almuerzo según tu opción* y un pequeño descanso, nos dirigiremos al Museo de Pizarra para conocer de cerca el Patrimonio arqueológico y etnológico del Valle del Guadalhorce.
Ya que queremos satisfacer tus necesidades, nos puedes escribir para cualquier duda, sugerencia y/o apuntarte a la actividad. Lamentamos deciros que hay PLAZAS LIMITADAS debido a la naturaleza de la actividad. Los niños y niñas tienen una opción de taller, además de tener un coste reducido.
Precio de la actividad: 12€
Incluye: Entrada y visita guiada al Jardín Botánico de Cactus. Taller-demostración de Talla lítica, caza y fuego en la Prehistoria (opción alternativa para niñas y niños). Entrada y visita guiada al Museo de Pizarra.
Para participar en la actividad o cualquier duda que os surja, ruego nos enviéis un correo a info@arqueoeduca.es, indicando cuantos sois y otros detalles de interés.
Oct 21, 2013
No siempre hemos cocinado nuestros alimentos. De hecho, el ser humano es el único animal que procesa su comida mediante el uso del fuego. Lo que vamos a descubrir en estas líneas es desde cuándo. La comunidad científica venía remontándose a 500.000 años atrás para indicar el momento en el las llamas empiezan a iluminar una cueva habitada. Sin embargo recientes descubrimientos nos hablan ya de una relación humana con el fuego… ¡hace 790.000 años!

En cualquier caso parece indiscutible (a salvo de futuros descubrimientos, como siempre ocurre en este campo) que fue Homo erectus el primero en domesticar y controlar el fuego.
En un principio no sabían encenderlo, había que esperar a que la Naturaleza les bendijera con un rayo que cayera sobre materia vegetal combustible. Luego vendría el problema de transportarlo hasta la cueva y mantenerlo encendido ya que, si se apagaba, Erectus tendría que esperar, quizás meses o años, al siguiente rayo. ¿Se prestaban fuego entre comunidades cercanas? No podemos saberlo a ciencia cierta ¡Pero nos gusta imaginarlo!
De repente, y las primeras evidencias las encontramos hace 10.000 a 15.000 años,
el ser humano sabe crear fuego.
Quizás un fragmento de pedernal que golpea una veta de pirita y hace saltar chispas sobre materia seca combustible. Nuestro antepasado repite el proceso intencionadamente una y otra vez, hasta que lo consigue. O tal vez fue intentando agujerear un trozo de madera seca con otro palito de madera y la fricción provoca tal calor que se crea una pequeña brasa que alguien no tarda en colocar cuidadosamente sobre líquenes secos.
Por percusión o fricción, una vez que consigue domesticarse el fuego, la vida en las comunidades prehistóricas cambia radicalmente y ya nada vuelve a ser como antes.
Su calor permite a nuestros antepasados viajar a zonas más frías y una vez allí les posibilita sobrevivir a las glaciaciones. El fuego les permitirá llevar un trocito de sol al interior de las cavernas para explorarlas y continuar trabajando de noche aumentando las horas productivas. También mantiene alejadas a las fieras, endurece las puntas de las lanzas y vuelve más fácil de tallar el sílex.
Y, como decíamos al principio, cambia la dieta: muchos productos (granos, vegetales gruesos…) se vuelven comestibles gracias a su paso por la hoguera y se reducen las infecciones intestinales al matar el fuego los parásitos de la carne cruda. Además, ahora los niños y ancianos pueden masticarla alimentándose mejor, un detalle que influirá demográficamente en la Humanidad. El resto más llamativo se encontró en Pech de l’Azé (Francia): se trata de una plancha neandertal de piedra para asar carne ¡Y parece ser que le daban bastante uso!
En definitiva, y como señala Eduald Carbonell, fue un progreso fundamental porque permitió otros progresos que a su vez abrieron la vía a otros progresos. Fue el punto de origen de una reacción en cadena que ha llevado hasta nosotros.